El proyecto Lecturas en flor invitó a artistas contemporáneos a investigar en manifestaciones culturales y populares con fuerte carácter identitario, como pueden ser la Semana Santa de Sevilla, las rejas, balcones y patios de Andalucía, o los altares religiosos o domésticos donde las flores ocupan un papel destacado o protagonista y son configuradas como sistemas de autorepresentación.
En el paso de Semana Santa, la flor representa lo vivo, el paisaje de aquello que anima el movimiento y que con el bordado, el encaje, la talla, la cera… componen eso que nace en el acuerdo de lo colectivo, en el todos a una que convoca lo mismo que el arte desea, la creatividad como llave, el concepto como semilla, como contenedor de algo que es incontenible y que como capullo reventará en flor, concepción.
Los artistas han tenido que enfrentarse a un elemento tan frágil y efímero como la flor viva y encontrarse con oficios y artesanías ligados a la cultura de flor, como cultura viva, pero también excesivamente codificada y necesitada de abrirse a lenguajes y visiones más contemporáneas, capaces de actualizarla en sus formas, pero sobre todo de producir sentido, ligando aquello que en el pasado la ha conformado en argumento identitario con la capacidad del arte contemporáneo para cuestionar los límites, ampliar canales y proponer nuevas fronteras.
Ha sido importante también encontrar referencias tan interesantes como las escuelas de Ikebana o arreglo floral japonés, que a partir de una tradición han depurado un sistema de transmisión y aprendizaje que ha prendido globalmente, y que ha sido capaz de actualizarse con la creación de escuelas como la Sogetsu, nacida en la segunda mitad del siglo XX, que incorpora materiales, modelos instalativos y lenguajes contemporáneos, pero sobre todo que da tanta importancia al resultado como a la acción, convirtiéndose en una auténtica herramienta para entrenar la mirada y en ese mirar reflexionar, verse y por tanto contarse.
4 lecturas.
Lecturas en el sentido en el que el sujeto es afectado por el encuentro con lo observado, y decide actuar para transformarlo, ofreciendo públicamente el fruto de esa relación.
Esta primera cita convocó a 4 artistas con mundos e itinerarios diferentes pero que por origen o destino han vivido durante años en Sevilla, y necesariamente en contacto con las diferentes manifestaciones de cultura de flor que ahora exploran. De algún modo los cuatro han exigido a su obra, en mayor o menor medida, la necesidad de exhibirse de forma instalativa.
Las obras presentadas fueron:
Por José Miguel Pereñíguez:
RESPONSORIA (Jerusalem surge). 2016. Flor cortada, 200 x 173 cm.
RESPONSORIA (In tenebrosis et umbra mortis). 2016. Flor cortada, 460 x 220 cm.
Por Mar García Ranedo:
FLORES A MANSFIELD. 2016. Instalación, 20 estantes invisibles, 20 jarrones, 70 libros, 20 escritos y 20 arreglos florales.
Por Mariajosé Gallardo:
RETABLO DEL REY. 2016. Óleo, esmalte y pan de oro sobre lienzo 195 x 130 cm. Bouquet mustio en tonos oscuros. Ménsula y moldura del S.VIII a modo de cartela.
RETABLO DE LA REINA. 2016. Óleo, esmalte y pan de oro sobre lienzo 195 x 130 cm. Bouquet mustio en tonos claros. Ménsula y moldura del S.VIII a modo de cartela.
Por MP & MP ROSADO:
DE ARRIBA HACIA ABAJO. 2016. Cerámica, bloques de espuma floral, flores y fotografía. Flores: lirio amarillo, dalia, lavanda, mostera, salvia, romero, rosa, margarita, violeta, granado, acanto, jazmín, cala. Cerámicas: 20 piezas aprox. Medidas variables. Muro de espuma: 250x100x10 cm. Fotografías: 23 x 34 cm c/u (10 piezas).